Querétaro de día

Pues prestos, listos y dispuestos, tempranito salimos del hotel (Ninja, Elfo y Alvaro) hacia Querétaro. Yo me pasé todo el camino diciendo que me sonaba el nombre de la ciudad y al final descubrí porqué: octavos de final del Mundial de Fútbol de México 86, la gloriosa noche de Butragueño, cuando le endosó 4 golitos a Dinamarca, puff, menos mal que logré acordarme.
No es creais que fue eso lo que nos llevó a Querétaro, sino que teníamos un contacto que podría enseñarnos la ciudad y que la noche era muy bonita. Adelante!!!

Este viaje fue más tranquilito, por autopistas de cuota, donde, sorprendetemente también hay TOROS!!



llegamos en tres horitas y tras dar un par de vueltas de rigor estacionamos junto a la casa de la hermana de nuestro contacto: Rebeka (si somos duros somos duros), la niña que sería nuestro guía y confidente durante todo el día.

Tras comprobar que por la mitad de dinero que paga el Elfo por su piso de alquiler aquí viven tres chicas en una casa con dos plantas y el salón más grande que la casa de David, charlamos un rato con la hermana de Rebeka y sus compañeras de piso (Mari, Giovanna, Cristina) y nos fuimos a dar una vuelta. Como no teníamos demasiado tiempo nos pillamos un pack completo de guiri (caminata con guía + recorrido en tranvía).
Querétaro es una ciudad colonial, muy importante en la historia de México porque desde allí se inició la Independencia del país, gracias a La Corregidora: Dña Josefa Ortíz de Dominguez. A lo largo de la caminata nos hicieron un repaso a la historia de Querétaro, que a la vez es un repaso a la historia de México. A continuación la típica foto de guiris, junto a un indígena:



La verdad es que tanto la charla de nuestra guía como el paseo se hizo mu interesante y aún nos faltaba lo mejor, el viaje en tranvía. Apretaditos los cuatro mas otros dos colegas, seis, en el asiento de atrás pudimos observar como la ciudad está llena de templos, confirmando nuestra teoría de que aquí la gente es mu religiosa. Una de las que más nos gustó fue la de Santa Rosa de Viterbo.



También tiene parques muy chulos, plazas y su gran atractivo que es el acueducto.



Es un pedazo de acueducto que sirvió para abastecer de agua a toda la ciudad. Cuenta la leyenda que se construyó con el dinero de un Marqués Español y se hizo por el amor a una monja. Lo peor de la historia es que encima la monja le dió calabazas (es lo que tenemos los españoles!).

Después de la ruta nos fuimos a buscar un techo donde caernos muertos por la noche y encontramos nuestra propia "Quinta Real de Querétaro", la Jirafa Roja.



No había tanto lujo pero había el mismo amor en la habitación.
Después nos fuimos a comer y aterrizamos en un bar que nos ofreció, entre otras delicias, Sopa Azteca y Enchiladas Queretanas, para que se os vaya haciendo la boca agua. Comimos despacio, muy despacio, vamos, que hacíamos la digestión entre plato y plato, pero, da igual, era muy agradable la conversación, aumentamos nuesta cultura musical y nuestra sección de vocabulario...



Al final de la comida un señor muy amable (verdad Ninja???) nos quería pagar la comida, no se si porque éramos españoles, porque habíamos compartido asiento de atrás en el tranvía o porque quería compartir más cosas, pero bueno. Pagamos nosotros y nos fuimos a tomar una cerveza a un bar. El bar estaba chulo, tenía música en directo aunque todavía era muy pronto y allí nos sentamos a seguir arreglando el mundo y jugar un billar, perdón, a ganar jugando un billar.

Salimos de bar y después de andar 20 cuadradas, o 2 o 30, aquí las distancias como os hemos dicho son muy relativas, nos fuimos otra vez de nuevo a la casa para empezar a preparar Querétaro de noche.

Nos quedamos gratamente sorprendidos de la ciudad, del ambiente y de la compañía. Gracias Rebeka, te esperamos por España!