El poeta tequilero

Ese día "únicamente" habíamos estado con algunos de los actores de seriales más famosos de México y habíamos dado una rueda de prensa con el rector de la Universidad Autónoma de Aguascalientes. No pensaréis que eso es suficiente para un día, lo mejor del día nos lo trajo la noche.
Después de pelearnos con los números de los celulares, Rebeka, como nos había prometido, nos llamó para enseñarnos un antro "un poco fresa pero que está muy chido", el Brixton. Aunque la cosa estuvo a punto de fastidiarse por culpa de los campos electromagnéticos conseguimos hacerle un guiño a Tere y nos fuimos hacia el bar.

Entramos en la furgoneta del Equipo A de Ever, un nuevo personaje que nos encontramos en nuestro camino, un buen tipo, psicólogo de vocación y cantante de música Indy alternativa de profesión, o viceversa, da igual.
Llegamos al garito, que yo hubiera dicho que estaba en las afuera de Aguas, sino fuera porque como no nos orientamos no tenemos ni idea de dónde estaba, era lo de menos.

Después de los registros pertinentes entramos y el sitio estaba hasta arriba. Sorprendidos nos comentaron que eso no era normal un miércoles por la noche (menos mal!), sino que había una fiesta de Arquitectura. Era un bar muy amplio con música buena, billares y cerveza barata (10 pesos!!! = 0,8 euros!!!). Nada más llegar al bar apareció Oliver, nuestro amigo de la noche Queretana. Todo sería normal si a las 5 de la mañana no saliera rumbo a San Antonio (U.S.A) de viaje, pues bien, estuvo con nosotros hasta las 2 para despedirnos. Muchas gracias guey! Espero que no todos tus compis de viaje hicieran lo mismo y estéis en gringolandia disfrutando de las gringas.

Se notaba que era un antro que frecuentaban porque conocían a mucha gente. En esto llegó el Ninja, arrastrando el pie, que llevaba una hora esperando (qué santo eres!). Fue pasando el rato, entre cervezas, hablando de la vida, escuchando música... Conocimos a Alejandro, un tipo especial, profe de filosofía, ética, ...conocedor de los caminos turbios, un crápula, un genio, nuestro poeta tequilero.

Cerraban el bar y nos propuso irnos a su casa.
Bastó una botella de Tequila, una mirada y la promesa de comprarnos Toronja porque los españolitos somos un poco mariquitas. El viaje a casa fue muy interesante, las cosas duran lo que duran hermano.
Llegamos a su casa, con la botella de Tequila y la toronja, Rebeka, Ever, Alejandro y nosotros. La casa de la gente especial es especial y aquí podréis ver la decoración.

Todas eran poesías suyas, entrañables, sorprendentes. La noche se tornó bohemia: recuerdos del pasado, música en directo de Ever (nuestra futura estrella), música del flaco Sabina que no nos podía dejar sólo en tierras Mexicanas...

En ese ambiente se me vino a la cabeza una frase que desde hace algún tiempo me es referencia obligada, yo no soy poeta es de Extremoduro:

Si, en nuestro recuerdo, el poeta firmó el lienzo de su casa con esta frase, nos hicimos más grandes.

Hablando de todo un poco Alejandro desafió a David a hacer malabares con huevos frescos y como, otra cosa no, pero huevos nos sobran, David, sus cuatro cerverzas y sus tres tequilas hicieron malabares y cuando la emoción nos embriagaban llegó lo peor, un huevo menos en el mundo, pero un amigo más, eso es confianza!

La noche continuó, para casi todos...otros decidieron que ya era un poco tarde y se acostaron un poquillo ;-). Cuando nuestra sirena conseguía que versos en Alemán sonaran tentadores y buscábamos bandadas de gorriones para volar con El principito la tecnología nos jugó una mala pasada. Era tarde, mañana mucha gente debía trabajar, pero esta noche era nuestra.

Los mexicanos nos despedimos con un abrazo, dos españoles, desde ese día, también, gracias poeta, gracias tequilero, nos vemos en los bares...